sábado, 30 de diciembre de 2017

BALANCE DEL AÑO

Muy buenas a todos. Aquí estamos un año más para hacer el repaso de lo que ha sido este 2017, sin duda un gran año para mí. Es frecuente en mí esto de hacer repasos del año en el blog, podéis leer los de años anteriores aquí o aquí.

Empecé 2017 de vacaciones pero con una gran preocupación tras la operación de mi padre y complicarse todo más de lo esperado. Afortunadamente él es un campeón que evolucionó muy bien y por ello me convencieron para que hiciera una escapada a Barcelona y despejarme antes de volver a trabajar.

Recuerdo perfectamente que a principios de febrero visité mi piso por primera vez... daba penita verlo y salí de allí sin saber siquiera si me había gustado porque era la primera vez que veía un piso para comprar, pero también me di cuenta de que a nivel financiero era una oportunidad que no podía dejar pasar, y en contra de lo que yo pensaba, hay veces que una hipoteca puede ser mucho más barata que un alquiler. Fue mi madre la que me animó a dar el paso diciéndome que podía reformar el piso y quedarse ideal, que lo que tenía que valorar es que estaba en mi barrio de siempre y a cinco minutos de ellos, algo que yo siempre había querido. Así que me decidí por el sí a pesar de que mi padre decía que era un piso muy oscuro por ser un bajo. La felicidad me duró poco porque a los pocos días me comunicaron que habían aceptado la oferta al otro comprador.

En marzo cumplí 31, pasé a trabajar a jornada completa, comencé a hacerme mi traje de flamenca y supe que al comprador de mi piso no le habían dado la hipoteca y el piso volvía a ponerse en venta. No me preguntéis cómo lo supe pero cuando colgué sabía que aquello era una señal y el piso finalmente sería mío. Por lo que estuve el resto del mes de marzo y todo abril con papeleos con mi prima desde el pueblo que fue la que me lo preparó todo, y con la inmobiliaria para gestionar la firma en el notario.

Así fue cómo empecé el mes de mayo: con las vacaciones de feria y estrenando mi nuevo traje de flamenca y con la firma en el notario de mi piso. A mis 31 años había conseguido ser propietaria y comenzaron las visitas con y sin familia a mi piso: todo el mundo concidía con lo que mi madre me había dicho en febrero: ¿Necesitaba mucha obra? Sí, pero había comprado metros en mi barrio de siempre y en pleno casco histórico de la ciudad.

Desde la firma notarial hasta julio estuve dando de alta los suministros y empadronándome en mi piso como me aconsejaron que hiciera en la notaría y en verano por fin empezó el caos, el principio del fin: la obra. Y con ella las visitas interminables a brico depot, ikea, ikea de nuevo y brico depot, y cuando quise darme cuenta se había acabado el verano y yo ya tenía más de media obra terminada. Y llegó el día en que montaron la cocina, y pusieron las puertas, y mientras toda esta vorágine ocurría a mi alrededor a mi padre todo este trajín de viajes en coche a ver cosas le sirvió para olvidarse de sus dolores y molestias y cuando todo terminó se dio cuenta de que ya no le dolía nada, incluso había espaciado las pastillas y abandonado los parches de morfina. Y entonces nos dijeron que estaba completamente limpio de células cancerígenas y salimos a celebrarlo en familia. La mayor de nuestras pesadillas estaba llegando a su fin y de la mejor de las maneras.

Y cuando octubre estaba terminando me mudé y empecé a disfrutar de MI casa, montar la cama y los sillones y sofá con mis padres nos unió después de tantas discusiones, y nos hemos hecho expertos en montar muebles, tanto que monté yo solita medio armario escobero.

Después llegó mi compi de piso, y el frío, y mi portal de Belén de Playmobil de manos de mi querido primo J que nunca me falla. Y en definitiva, se me ha pasado este 2017 en un abrir y cerrar de ojos. Ha sido un año estupendo en el que he hecho amigas nuevas en el curro, y los de siempre hemos estrechado lazos. Yo ya intuía que sería un gran año porque a mí los años impares me traen suerte y este ha estado fabuloso. Para el 2018 pido quedarme como estoy y mucha MUCHA salud para mi gente. Si ya quiere este año par que el amor llegue a mi vida para quedarse, será bienvenido, y si no seguiré disfrutando de todo lo bueno que tengo, y confiando en lo que mi madre me dice siempre: "Dios proveerá".

Para vosotras, mis queridas y fieles lectoras, pido MUCHA salud para poder leernos y (quien sabe si desvirtualizarnos) en este año que entra. Muchos besos y que seáis muy muy felices





4 comentarios:

  1. ¡¡¡¡Hola!!!! Qué buen año y no sabes como me alegro. En mi caso ha habido altibajos, cosas muy buenas como mi novela, la graduación de mi hijo, cosas de mi hija, la recuperación de mi tío...pero a día de hoy sigo con un familiar malito y uffff, que mal, a ver si se arregla, ahora mismo no pido más, no necesito grandes celebraciones, cenaría mañana pan y agua si fuera necesario para que todos estemos bien.
    Besos y me alegra un montón que 2017 haya sido tan bueno, te lo mereces.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojalá se te arreglen esas cosillas Gema, y tu familiar sane. Yo no me quejo de año para nada espero quedarme como estoy para 2018.

      Un besito y gracias

      Eliminar
  2. Estoy deseando hacer un balance como el tuyo, sólo me falta tiempo.
    Me ha gustado tu año, ha sido un gran año sin duda, sólo te hubiese faltado un churri pero mira quizá este que ha entrado.
    Ya sabes que el balance del mío no puede ser más positivo especialmente por el embarazo, pero es que además tenemos salud, una casa de verano inesperada y gente alrededor así que ¿que más se puede pedir?
    Feliz año nuevo!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro que no guapa! Hay que valorar todo lo que tenemos, por mi parte estoy preparada para lo que pueda venir. Los Reyes a ti este año te van a llegar en marzo y con el mejor de los regalos.

      Un besazo y feliz año

      Eliminar